por Marco Villaroel
El Soberanismo en Chile: Entre la Ideología y la Retórica
¿Has oído hablar del soberanismo? En los últimos años, este término ha cobrado relevancia en algunos círculos políticos disidentes en Chile. Sin embargo, muchos que se autodenominan soberanistas no comprenden su verdadero significado, e incluso algunos lo utilizan de forma intencionada para enmascarar posturas que contradicen la esencia auténtica del soberanismo. Por lo tanto, es fundamental distinguir entre el soberanismo genuino y las posturas populistas que no dudarán en instrumentalizar este concepto.
La instrumentalización del término en la política chilena.
De manera análoga, en Chile, como en otros lugares, la retórica patriótica se ha utilizado con frecuencia como una herramienta política. La derecha chilena ha monopolizado el discurso patriótico durante décadas, pero sus acciones han demostrado una y otra vez que sus intereses son más cercanos a los grandes conglomerados económicos que al pueblo chileno. El concepto de soberanismo enfrenta un peligro similar.
La necesidad de distinguir entre soberanismo genuino y populismo.
Para ser verdaderamente soberanista, es imprescindible mantener una coherencia ideológica. No basta con defender la bandera; es preciso defender también nuestros recursos naturales, nuestra cultura y nuestra autonomía económica. No se puede defender la soberanía nacional mientras se aboga por un modelo económico que facilita la explotación de nuestros recursos por corporaciones transnacionales. Esta contradicción revela la necesidad de un soberanismo integral, que abarque tanto la esfera política como la económica, y que se oponga a cualquier forma de dominación externa.
Relevancia del Soberanismo en el Escenario Actual.
El soberanismo auténtico implica una resistencia activa frente a las fuerzas globalizadoras que buscan homogeneizar nuestras sociedades y subordinar nuestros intereses nacionales a los de las élites transnacionales. Para lograrlo, es fundamental cuestionar los dogmas neoliberales que han dominado la economía chilena durante décadas y construir un modelo económico que promueva la justicia social y la soberanía nacional
Raíces Etimológicas y Conceptuales.
Para entender a fondo el concepto, debemos remontarnos a las raíces más profundas del soberanismo, desde su origen etimológico. «Soberanismo» se compone de «soberano» como prefijo que proviene del latín «superanus», que significa «el que está por encima» o «el que tiene autoridad suprema». Este término sugiere la idea de un poder que no está subordinado a ninguna otra autoridad, destacando la independencia y la capacidad de autogobierno de un pueblo o nación. El sufijo «ismo», a su vez, se utiliza para denotar movimientos, doctrinas o sistemas de pensamiento.
Por lo tanto, el soberanismo se refiere a un conjunto de ideas y principios que defienden la soberanía, entendida como el poder político supremo sobre un Estado para gobernarse a sí mismo y tomar decisiones de manera autónoma. El soberanismo se puede caracterizar como una ideología que prioriza la soberanía nacional y la defensa de los intereses del Estado frente a influencias externas—ya sean económicas, políticas o culturales.
Evolución Histórica de la Noción de Soberanía.
La noción de soberanía ha evolucionado a lo largo de la historia, desde las monarquías divinizadas de la Antigüedad hasta las concepciones modernas de soberanía popular y nacional. Inicialmente, el poder supremo recaía en figuras autoritarias, pero con la Ilustración surgió la idea de que la soberanía emanaba del pueblo y debía estar limitada. Filósofos como Rousseau y Sieyès contribuyeron a esta transformación, estableciendo la distinción entre soberanía popular y nacional.
En el siglo XX, la discusión sobre la soberanía se intensificó con la aparición de nuevas perspectivas. Carl Schmitt vinculó la soberanía al estado de excepción, mientras que Gramsci enfatizó la importancia de la hegemonía cultural. La crítica al imperialismo y la globalización llevó a teóricos como Marcelo Gullo a proponer la insubordinación como una forma de resistir el dominio de las potencias extranjeras.
En la actualidad, la soberanía sigue siendo un concepto complejo y debatido. Historiadores como Salazar proponen rescatar instituciones como el cabildo comunal para fortalecer la participación ciudadana y la autodeterminación de los pueblos. En resumen, la evolución de la soberanía refleja la lucha constante por el poder, la legitimidad y la autodeterminación de las naciones en un mundo cada vez más interconectado.
El conflicto entre la Soberanía nacional y las fuerzas globalizadoras.
En la actualidad, muchos países enfrentan desafíos derivados de la globalización, donde decisiones tomadas a miles de kilómetros de distancia pueden afectar directamente la vida cotidiana de los ciudadanos. En este sentido, el soberanismo es una respuesta a los riesgos que conlleva la pérdida de control sobre los recursos, las políticas públicas y los espacios de decisión.
Soberanismo y Diversidad Ideológica.
Sin embargo, el soberanismo, lejos de ser una ideología monolítica, engloba un amplio espectro de corrientes políticas que comparten un objetivo común: fortalecer la identidad y la autonomía nacional.
Bajo el paraguas del Soberanismo hay cabida para un abanico de posiciones, desde movimientos de izquierda patriótica con un fuerte componente social hasta corrientes de derecha que enfatizan la identidad cultural y los valores tradicionales, pasando también por corrientes políticas nacionalistas y de corte tercerposicionista, todos los soberanistas rechazan la imposición de políticas neoliberales que socavan la soberanía de los Estados.
Esta diversidad ideológica, sin embargo, no oculta un denominador común: la defensa de un Estado fuerte y capaz de proteger los intereses nacionales, en contraposición al Estado mínimo propugnado por el liberalismo. A pesar de sus diferencias ideológicas, todos comparten un rechazo común a la idea de una expansión indiscriminada de las políticas liberales que pueden menoscabar la autonomía nacional.
Soberanismo vs. Neoliberalismo: Un Debate Fundamental.
La diferencia fundamental entre soberanistas y liberales radica en su concepción del papel del Estado. Los soberanistas defienden un Estado en forma, asegurando la obtención de resultados óptimos sin desperdiciar recursos en burocracia excesiva, que pueda proteger la economía nacional de las presiones externas y garantizar el bienestar de sus ciudadanos a través de políticas industriales, y sociales. Por su parte, los liberales, especialmente en su versión neoliberal, priorizan la libertad de mercado y la reducción del Estado, lo que a menudo conduce a una mayor desigualdad y a una pérdida de control sobre la economía por parte de los gobiernos nacionales.
El Soberanismo como Proyecto Político.
El Estado Soberanista representa un cambio de paradigma en la gestión pública. Debe ser: Comunitario y Orgánico, promoviendo la participación activa de los ciudadanos en la política y en el proceso de toma de decisiones y fortaleciendo el tejido social; Estado Desarrollista, centrado en impulsar el crecimiento económico mediante políticas que favorezcan tanto la producción como la industria nacional y la protección del medio ambiente, superando así la subordinación a los poderes hegemónicos globalistas; Por último, para el Soberanismo es crucial un Estado Ético, guiado por principios de justicia y transparencia, donde la corrupción no solo no sea tolerada, sino que se castigue de manera ejemplar.
El Soberanismo como Camino hacia la Emancipación Nacional.
En conclusión, el soberanismo y el liberalismo representan dos visiones del mundo radicalmente opuestas. Mientras el soberanismo busca proteger la identidad y los intereses de una nación, el neoliberalismo, con su obsesión por el libre mercado y la globalización sin límites, ha socavado la soberanía de los Estados y ha generado una creciente desigualdad. Los soberanistas argumentan que la desregulación y la privatización promovidas por el neoliberalismo han beneficiado a unos pocos a costa de muchos, condenando a países subordinados a un subdesarrollo perpetuo.
Una visión hacia el futuro del soberanismo.
El soberanismo no es solo una idea, es un proyecto colectivo que requiere de nuestra activa participación. La construcción de un país más justo, independiente y soberano es una tarea que nos compete a todos. Es momento de superar las divisiones y unirnos en torno a un proyecto nacional que ponga los intereses de Chile por encima de los de cualquier corporación o potencia extranjera. El futuro de nuestra nación está en nuestras manos. Te invitamos a sumarte a la construcción de un Chile más soberano y próspero.