por Jorge Gálvez (Coordinador Nacional del Mov Soberanistas)
Hace 206 años, en los campos de batalla donde retumbaban los tambores de la libertad, Chile alzó su voz soberana y quebró las cadenas del yugo español. El 12 de febrero de 1818, los revolucionarios patriotas sellaron con sangre y sacrificio la independencia de nuestra Patria. No fue un regalo ni una concesión: fue la victoria de un Pueblo que, guiado por su indomable voluntad, desafió al imperio más poderoso de la época.
Desde los albores de la lucha, fueron hombres y mujeres anónimos quienes forjaron el destino de la nación. Bernardo O’Higgins, José Miguel Carrera y Manuel Rodríguez, los valientes soldados del Ejército de los Andes y del Ejército Libertador de Chile no temieron el peligro, pues sabían que la libertad no se pide de rodillas, sino que se arrebata con honor y coraje. En Chacabuco y Maipú se enfrentaron a la muerte, y en cada lanza, en cada fusil y en cada grito de «¡Viva Chile libre!» ardía la esperanza de una Patria Soberana.
Pero la independencia de 1818 fue solo el primer paso. Hoy, en el siglo XXI, la lucha continúa. Si entonces fue contra el imperio español, hoy la batalla es contra el mayor imperialismo de la historia, el imperio estadounidense, que pretende someternos con tratados injustos, deudas impuestas y gobiernos serviles. La libertad conquistada no es eterna si no se la defiende día a día con dignidad y determinación.
Que el sacrificio de nuestros héroes no haya sido en vano. Que su ejemplo nos inspire a levantar nuevamente la bandera de la Soberanía, a forjar una Patria que no se arrodille ante ningún poder extranjero y a completar la emancipación inconclusa. Porque ser verdaderamente libres no es solo un decreto: es un acto de voluntad, es la decisión de un Pueblo que jamás vuelve a ser esclavo.
¡Viva Chile libre y Soberano! ¡Por la segunda y definitiva independencia!